Si no lo sabías la Inteligencia Artificial (IA) está aquí desde hace rato ya. Siri, Alexa, Google son su voz. Netflix, Spotify y Adm Cloud son algunos de los servicios de software que aplican Machine Learning en su lógica de programación para traer una propuesta de valor enriquecida día a día y que evoluciona de manera constante sin descanso. El Machine Learning o Aprendizaje Automático es una rama de la Inteligencia Artificial que permite que los sistemas de programación aprendan. Es decir que modifiquen sus respuestas en base a nueva información que capturan constantemente de la base de usuarios, por ejemplo, y lo incorporan para ofrecer más y mejores alternativas en base a su capacidad de identificar patrones de datos.
Anteriormente un sistema de planificación de inventario, de un sistema ERP, podía sugerir las cajas de un artículo, en base a un modelo predictivo clásico, en función de las compras históricas. Ahora se aplica inteligencia artificial para que no solo tome en consideración estas compras previas, si no que analice la correlación de otros artículos para que considere la canibalización por parte de ese en sus ventas, ajustando así la propuesta de planificación de compras; o bien otro caso frecuente es que a través del CRM podamos ofrecerle a nuestra clienta, la nueva línea de servicios para Madres Primerizas, pues el sistema asume que, por otra compra previa, acaba de dar a luz y nos indica un portafolio ajustado a sus nuevo intereses a partir de ahora.
Básicamente los sistemas que incorporan aprendizaje automatizado, escuchan a través de software de reconocimiento de voz, miran con cámaras y entienden vía captura de data y cookies. Y la visión a futuro es que la mayor cantidad de datos sea recolectada para llevar los errores de predicción a cero y brindar propuestas de productos y servicios y funcionalidades «perfectos» para cada cliente o consumidor.
Viene entonces el dilema existencial: ¿Mi trabajo está en riesgo? Y la respuesta obvia es: depende.
Si somos el tipo de persona que hace un trabajo repetitivo, mecánico y meramente mediocre, la respuesta es…. puede ser.
Pero si somos el tipo de persona que da la milla extra, que aporta su inteligencia emocional para hacer de la experiencia de un cliente una experiencia diferenciadora y única; si somos facilitadores de un curso y podemos no solo limitarnos a la guía del tema, pero enriquecer la misma con un ejercicio práctico fuera de clase, o traemos temas para analizarlos de manera crítica y constructiva, y en adición nos preocupamos y ocupamos de entender el contexto en el que cada alumno aplicará el conocimiento que estamos compartiendo para contextualizar mejor la experiencia de aprendizaje…. La respuesta es: Seremos para siempre indispensables. El factor humano, esa conexión que es lo que hace real el mundo de los negocios, sigue siendo necesario. La gente le sigue comprando a la gente y seguimos construyendo comunidades en base a experiencias humanas. Así que el mensaje final es: estas tecnologías son para usarlas, para sacarles provecho, para subirnos sobre ellas y llevar nuestra humanidad más adelante; justamente sobre los hombros de estos avances. Y nuestro enfoque no debe ser el miedo, debe ser seguir aportando valor desde nuestra calidad como personas. Sí, personas inteligentes que usan la tecnologías para hacer del mundo un mundo mejor.